Constantemente he escuchado y hablado, he oído y participado de que el agua para Aragón era una riqueza y que por eso mismo no deberíamos nunca dejar que nos la quitaran (trasvasaran), sin antes haberla utilizado nosotros en nuestro desarrollo sostenible, al igual que otras tierras utilizan sus playas o su clima o sus montañas o sus riquezas minerales para alcanzar un nivel de renta acorde con sus posibilidades.
Desde Costa hasta hoy, se ha hablado fuerte y claro que el agua era un bien aragonés fundamental para su desarrollo. Siempre hablábamos del agua que trascurre por Aragón y de la que el propio Aragón almacena y produce en sus territorios con las normas de utilización lógicas y legales.
Si nos hemos opuesto al trasvase no era nunca, creo, para que el agua se perdiera en el mar, sino para que se utilizara en las tierras por las que discurre, como lógica económica y social, produciendo un valor añadido a las gentes de su entorno y no a gentes de cientos de kilómetros. Porqué sabíamos que uno de los factores de despoblación de Aragón era la mala utilización de sus recursos y que la pérdida, a veces robo, de nuestros aragoneses por culpa de un mal desarrollo territorial había que pararlo. Ver datos demográficos de principios del siglo pasado y compara entre vecinos.
Tenemos desde siempre mucho territorio, tenemos desde siempre mucha agua mal repartida y utilizada, hemos tenido también en nuestra historia, que no se nos olvide, en algunos momentos muchos habitantes en relación al entorno. No todas las tierras de las Españas pueden decir lo mismo.
Por eso y por otros temas que poco a poco iré desgranando, estoy a favor de la instalación de Gran Scala o como finalmente se llame ese complejo de momento raro, que se quiere instalar en un desierto que hace 5 siglos fue un bosque.
Y por eso creo que los políticos de la oposición de esta tierra, tienen la obligación no tanto de oponerse como de exigir información y participación en comisiones de seguimiento, de obligar al Gobierno de Aragón a que ese proyecto sea sostenible y claro, sea posible pero a la vez controlado, sea capaz de crear puestos de trabajo y riqueza para Aragón desde Aragón, sea una oportunidad de que Aragón y ciertas zonas deprimidas salgan de su letargo y levanten cabeza.
La rasmia la tenemos que poner entre todos, la tiene que poner sobre todo la oposición, no oponiéndose sino exigiendo, porque más importante que hacer de cicerone a las empresas que han elegido Aragón por algunos motivos suyos particulares y económicos, es hacer de conseguidor de que la riqueza que se genere no se nos escape de entre los dedos.
No quiero pérdida de tiempo, no quiero medias palabras, no quiero dar pábulo a teorías del siglo pasado, quiero para mis hijos futuro, y para que sea limpio y sostenible hay que trabajar y exigir.
Hay que estar.
Desde Costa hasta hoy, se ha hablado fuerte y claro que el agua era un bien aragonés fundamental para su desarrollo. Siempre hablábamos del agua que trascurre por Aragón y de la que el propio Aragón almacena y produce en sus territorios con las normas de utilización lógicas y legales.
Si nos hemos opuesto al trasvase no era nunca, creo, para que el agua se perdiera en el mar, sino para que se utilizara en las tierras por las que discurre, como lógica económica y social, produciendo un valor añadido a las gentes de su entorno y no a gentes de cientos de kilómetros. Porqué sabíamos que uno de los factores de despoblación de Aragón era la mala utilización de sus recursos y que la pérdida, a veces robo, de nuestros aragoneses por culpa de un mal desarrollo territorial había que pararlo. Ver datos demográficos de principios del siglo pasado y compara entre vecinos.
Tenemos desde siempre mucho territorio, tenemos desde siempre mucha agua mal repartida y utilizada, hemos tenido también en nuestra historia, que no se nos olvide, en algunos momentos muchos habitantes en relación al entorno. No todas las tierras de las Españas pueden decir lo mismo.
Por eso y por otros temas que poco a poco iré desgranando, estoy a favor de la instalación de Gran Scala o como finalmente se llame ese complejo de momento raro, que se quiere instalar en un desierto que hace 5 siglos fue un bosque.
Y por eso creo que los políticos de la oposición de esta tierra, tienen la obligación no tanto de oponerse como de exigir información y participación en comisiones de seguimiento, de obligar al Gobierno de Aragón a que ese proyecto sea sostenible y claro, sea posible pero a la vez controlado, sea capaz de crear puestos de trabajo y riqueza para Aragón desde Aragón, sea una oportunidad de que Aragón y ciertas zonas deprimidas salgan de su letargo y levanten cabeza.
La rasmia la tenemos que poner entre todos, la tiene que poner sobre todo la oposición, no oponiéndose sino exigiendo, porque más importante que hacer de cicerone a las empresas que han elegido Aragón por algunos motivos suyos particulares y económicos, es hacer de conseguidor de que la riqueza que se genere no se nos escape de entre los dedos.
No quiero pérdida de tiempo, no quiero medias palabras, no quiero dar pábulo a teorías del siglo pasado, quiero para mis hijos futuro, y para que sea limpio y sostenible hay que trabajar y exigir.
Hay que estar.