Sobre estos colchones mugrientos y viejos desnudaron ayer a dos políticos en la televisiones autonómicas.
Esto no es así, queridos políticos, hay que ser más inteligentes.
Esto no es así, queridos políticos, hay que ser más inteligentes.
¿Quien dijo que un político con cargo máximo se tiene que desnudar en la televisión?
¿Quien dijo que hay que responder a todas las preguntas aunque sean impertinentes?
Un político es un profesional, público es cierto, como muchos otros miles de funcionarios, y tiene unos controles publicados suficientes, y si no lo son que se modifiquen.
Pero hacer el ridículo ante respuestas de cual es tu sueldo, cuanto dinero tienes ahorrado o a qué tipo de colegio llevas a cada uno de tus hijos, tendría que ser motivo de dimisión por infelices.
Un político no tiene que desnudarse en público y hacerlo además al son de la música que te marcan otros.
Un político está para hacer bien su trabajo, para ser juzgado si comete un delito y para no salir elegido si se vuelve a presentar aunque lo haya hecho mal; pero no tiene la obligación de decir en público si se gasta el dinero en un colegio inglés para sus hijos o en restaurantes chino para toda la comunidad de vecinos.
Los periodistas pueden hacer su trabajo, pero de eso a tener que responder preguntas personales va un abismo.
¿Cuantas preguntas se hacen dirigidas de verdad a su trabajo por el que les pagamos? Eso es lo que nos tiene que importar. No hace falta que me feliciten los del PSOE por la defensa que hago de sus dirigentes, que seguro que en la próxima entrada los pondré a caldo para compensar.