29.10.07

Don Quijote podría volver a marcarnos el camino

Don Quijote era un tipo rebelde, pero no contra la sociedad, sino contra un tipo determinado de sociedad con la que él no comulgaba. No le gustaban los gigantes y mucho menos los fantasmas de carne y hueso que amenazaban con sus enormes brazos extendidos.

Una cosa es desobedecer, rebelarse contra todo, y otra muy distinta desear que se modifiquen las cosas que no gustan a costa de desobedecer las injusticias y rebelarse contra las autoridades no respetables.

No por ser autoridad se es respetable, se es si acaso potestado, con mando en plaza, pero de ahí a alcanzar la respetabilidad hay un gran camino. Por eso Don Quijote tenía razón, por eso le atacaban los tontos y los raros disfrazados de cualquier cosa.

Ahora asistimos a un tiempo en que no hay Don Quijotes con cojones en abundancia, si acaso buenas gentes que van en coche o en bicicleta. Pero como ir en caballo delgado y con hambre enjuta no hay nada. 


Por eso y porque creo en la rebelión tranquila —porque las tranquilas son las que más duran— estoy, fíjate tú que osadía, por recomendar el hambre como terapia alternativa a tanto sometimiento hipotecario.

Para mí… que leer tanto, me está volviendo lelo.