10.4.07

Gracias lectores, muchas gracias a todos.

Gracias lectores, muchas gracias, nunca tendré tanto público asistente y eso es una gran alegría y un pequeño premio que no merezco. Hay cientos de profesionales en mi sector, miles en todos los sectores productivos y formativos de Aragón, con grandes conocimientos y que se pierden en el anonimato.

Para todos ellos desde aquí, un abrazo y un aplauso también para los silenciosos pero muy necesarios.

Yo recuerdo una conferencia que dí hace ya más de un año, dentro de Ámbito Cultural de El Corte Inglés (alguna vez lo he recordado) y tuve que preparar el tema durante algunos días, y se anunció en periódicos y en la revistilla del Centro Comercial, y se pusieron carteles en la tienda…, pero el público asistente no llegó a los 60.

El encargado me dijo que había sido un éxito (se lo dirá a todos) pero es cierto que en peores sitios he estado de oyente.

Saber que en dos días, más de 1.000 personas han leído algo escrito por mi (esto es de 2007, hoy en 2019 los blog tienen menos lectores), indica claramente que los tiempos han cambiado y que los medios de comunicación deben asumirse ya distintos, porque no se trata de esperar al cambio; este ya ha llegado a nuestras vidas.

Internet hoy se come poco a poco todo lo que se le pone por delante. Estamos en la prehistoria y no sabéis como siento detectar que no seré capaz de conocer su esplendor, porque la edad no perdonará.

Vosotros los jóvenes, tenéis entre las manos algo que superará a la TV con creces, que debéis cuidar con sumo mimo, porque los enemigos de las libertades crecen con la humedad y el calor. Tenéis la suerte de ser los albañiles de internet, mientras que nosotros lo fuimos de otras cosas, es cierto. 

De vosotros depende que tenga buenos cimientos y que además nos quede a todos chulo y guapo. Libre y fácil para que todos la puedan usar (incluidos los pobres de posibilidades).

Yo ya les he avisado a mis hijos. A mi me buscáis la Residencia de Ancianos con WiFi, si no vendo el piso y la elijo yo. Mi señora me mira con cara de pena y se dice para dentro, ¡joder!, también en el asilo me tendrá abandonada.