La hoja de mis sueños se cayó al suelo. Ya no pudo aguantar más su propio peso y una pequeña volada de aire supo acabar con sus fuerzas. Se acabó de estar agarrada a su sociedad.
La busqué y la recogí con mimo porque había sido portada en dos ocasiones de mi blog. Al darle la vuelta vi sus heridas y también la belleza que no me había enseñado cuando estaba en el alambre, sus verdes de vida que ninguna otra hoja del suelo tenía porque ellas se estaban pudriendo por tocarse y contagiarse de la muerte.
Decidí que sería mi portada una vez más, para enseñar como se muere y aprendamos todos que lo importante es lo que tenemos, nunca lo que vendrá ni lo que ya pasó.
La busqué y la recogí con mimo porque había sido portada en dos ocasiones de mi blog. Al darle la vuelta vi sus heridas y también la belleza que no me había enseñado cuando estaba en el alambre, sus verdes de vida que ninguna otra hoja del suelo tenía porque ellas se estaban pudriendo por tocarse y contagiarse de la muerte.
Decidí que sería mi portada una vez más, para enseñar como se muere y aprendamos todos que lo importante es lo que tenemos, nunca lo que vendrá ni lo que ya pasó.