3.9.25

Nos meten miedo y lo absorbemos


Queridos lectores, cada día sale más entretenido, y no paramos de recibir detalles de susto, miedo y muerte. Ayer los EEUU se comieron una lancha de Venezuela que presuntamente iba con droga en aguas internacionales o venezolanas, que no está claro. Un aviso de cortesía violenta para no dejar dudas.


Pero el día anterior los líderes asiáticos con parte de los europeos del Este, decidieron sacar sus tropas a relucir para enseñarnos lo chulos que son si fuera necesario. Todo un detalle de susto, miedo y muerte.


No entendemos bien qué supone todo esto, o sí lo entendemos pero disimulamos para no tener miedo. Estamos en un tiempo de nuevas armas, algunas escondidas y otras baratas y que se multiplican de forma fácil, mientras en realidad no podemos hacer mucho más que observar.


Casi lo mejor es no hacer mucho caso a lo que nos cuenta, y prepararnos para ser un poco más humanistas todos, para ver si somos capaces de contagiar lentamente esa necesidad. No hay otra para defenderse desde la levedad de los individuos que no contamos para nadie.

2.9.25

Somos personas, pero no creemos en las otras personas


Buen día lectores. Ya sé que os sentís personas, faltaría más. Somos personas, pero no tengo tan seguro que lo tengamos tan claro aunque parezca algo tan sencillo como reconocerse lo que somos.

¿En nuestras decisiones políticas pensamos SIEMPRE que se trabaja y se decide para personas, sobre sus calidades de vida, de futuro, del día a día, de sus hijos y descendientes?


Construimos todos los días las calidades de vida que vamos a disfrutar o sufrir. Y en teoría si somos humanos, deberíamos trabajar para todos los humanos, los de cerca y los de lejos. Pero ya sé que eso suena a imposible pues dentro de cada uno de nosotros somos pequeños egoístas.


No vamos a dejar de ser egoístas, eso lo asumo, yo tampoco soy capaz de ser bueno, pero al cambio, igual no estaría mal conocer algo del humanismo básico y repartirlo a quien nos encontremos. 


Cada uno de nosotros como sepamos y podamos, que nada estaría mal si practicamos algo de amor y de reparto, y admitiendo que ni todos nacemos sabidos, ni todos podemos hacer lo que deseamos.


Lo curioso es que todos pensamos que lo hacemos bien, lo realizamos pensando en las personas, deseando lograr buenos objetivos. Pero por desgracia no es así, pues los resultados no siempre son los correctos.


Los insultos constantes son una forma de violencia, y no solo verbal pues es contagiosa. Pero parecemos incapaces de pararla. Nos gusta crear guerras pues llevamos miles de años con ese ejercicio selectivo de matar y morir. No queremos resolver el hambre ni la pobreza. Seguimos utilizando esclavos aunque los disfracemos de presuntos derechos. Nos creemos dueños de los territorios cuando no lo somos ni de nuestra vida.


¿Deseamos trabajar para las personas sabiendo que nosotros también somos personas?